lunes, 4 de julio de 2016

Perspectiva #1

Ahora que todo se está empezando a poner como era antes, aburrido, rutinario...

Ya las cosas perdieron su gracia, pues no es lo mismo fumar, porque el desorden de ideas que giran en una misma proyección, no se visualizan de manera correcta sino mas bien se pronuncian abstracta y poco entendible. Ya no es divertido hacer ciertas cosas, porque me acostumbre a la novedad de tu no casual y sencilla forma de vivir y ser, que ahora que lo veo, siento que lo carezco en definitiva, al menos antes era más fácil, no te había quitado la paciencia como te la he quitado ahorita, y la verdad de todas las cosas que lamento, es ser un niño para vos.

Cuántas veces no quise ser un hombre tratando de que vieras que me esforzaba aunque nunca lo pareciera, es triste, tonto, y de verdad muy estúpida toda esta perra situación. Supongo que el lamento no puede repercutir en directo con la posibilidad de una resignación leal. Ahora que pienso de manera más libre, puedo entender que el exceso corrompe hasta los vientos mas limpios. Las personas se imponen por unidad para ver que tan listos son en un grupo que carece de una guía. El liderato del día a día, ver quien es el mejor, el mas aquí, el más allá, el más este... siempre limitándose, todo por no ver opciones que el camino y las probabilidades ofrecen.

¿A quien carajo le sirven tantos conocimientos si su compañero de ideales y promesas futuras se va y te deja en la salvaje duda de los hechos sin descifrar?

Te necesito, porque a tu lado me siento un hombre, porque a tu lado me siento el mejor, y no porque lo sea, sino porque conocerte es comprender lo que tus ojos liberan y tu boca calla. Y eso, comprender eso, me transforma y me abre los ojos a perspectivas que al lado de otro nunca hubiese podido llegar a conocer. Sos el color de la llamada experiencia, las madrugadas amargas de una falsa noche, el cansancio de la rutina y el acecho constante de una memoria pasada.

¿Ahora qué? Aprendo a ignorar.