jueves, 10 de enero de 2019

Brújula (Neutro)

Ha pasado ya un tiempo desde que no me comunico con Ernesto, y es que extrañarlo es una opción que hace rato dejé de elegir; estaba cansada de sus costumbres y de su estilo de vida, cómo alguien tan inteligente no puede parar de hacerse mal, y es que es ridiculo porque él prefiere destruirse, ve la vida como si fuese un remolino que lo agita y lo golpea, y aún así prefiere seguir lastimándose, resulta que la situación hace mucho se le fue de las manos, aunque a veces tengo la certeza de que procede a consciencia, como si lo que buscase fuera morir y nada más. 

Me encuentro en un estado donde puedo sentirme mal y bien, donde puedo estar triste y a la vez sonreír, y es que no sé si soy tonta, pero ya no quiero sentirme mal, pero no sé cómo proceder cuando Nelson se me acerca, aunque sea para decirme cualquier pendejada o cualquier tipo de pregunta inofensiva, me pongo en un estado alerta donde él percibe que es un chance para pasar conmigo, y es que si bien sé que le gusto, y he dejado en claro que no me gusta, él está ahí, y es hasta cierto punto incómodo, pero a la vez satisfactorio. Entonces, ¿Cómo puedo caminar a su lado mientras Ernesto va con nosotros? Ernesto está ahí existiendo y es que solo lo veo y pienso en lo mucho que me repugna, y a la vez pienso que su actitud estúpida me atrae y me llama a besarlo, y me siento tonta, me siento estúpida porque no es normal estar pensando así, ¿O sí?

Voy caminando por la calle, la gente pasa a ritmo apresurado, el clima tiene una temperatura bastante agradable; ¡Mirá! Que lindos los pájaros, andan en grupo, volando al paso del viento que los mueve de forma artística, como si fueran cinceles que le dan forma al viento, una forma que solo ellos pueden ver, y es que me maravilla detenerme y ver a esas aves en el cielo. Los colores brillan y van de la mano con el ambiente. Los árboles lanzan sus hojas y éstas parecen hacer una danza frágil que se acoplan al silbido de los pájaros multicolores que posan en las ramas de unos almendros, frondosos eso árboles, grandes, esbeltos, parece como si fueran a moverse y a dejar semillas esparcidas por donde pasen, y es que me gustaría ver a los árboles moverse, me encanta la fantasía, me encanta imaginarme cualquier locura, pues eso me mantiene viva y exenta de toda pena, y es que si de penas hablamos, te soy sincera, no deseo saber nada de ellas; si te me acercas para contarme tus experiencias negativas, me voy a ir, o me haré la sorda, en mis oídos no entrará ningún tipo de palabra que exprese dolencia, abstenete, pues eso es lo mejor, ya verás que no me equivoco, porque hoy tengo toda la razón y nadie puede dudar de ello, nadie puede contradecirme. Hoy festejo la locura, hoy celebro el desorden, hoy soy libre, hoy puedo acostarme con cualquier muchacho que me guste, lo puedo besar, me lo puedo comer porque quiero, porque puedo, puedo tomar, puedo drogarme, hoy soy pecado y soy bendición, hoy tengo la potestad de vivir al ritmo de un son libertino, hoy no sufro, hoy no lloro, hoy soy lo que quiero ser, y soy todo lo que quiero, y hoy nadie ni nada podrá detenerme. Que te quede claro.

Ya el reloj va marcando las tres de la mañana, y Benavides terminó en la casa de un desconocido, donde todo apunta a que hizo y deshizo como ella lo había proclamado; Benavides, mujer de locura, hechizada por el afán de lo que considerás libertad, quién puede culparte de vivir a como lo decidís, si es lo que vos querés, limitarse es una opción que dejaste atrás, pero, de qué sirve alocarse una noche, si cuando despertés te vas a sentir irresponsable, y es que no te juzgo, porque yo he hecho lo mismo, y en este momento es cuando comienzo a pensar que se ya se vienen las dudas existenciales, y es que esa crisis es más mítica que cualquier leyenda urbana, porque al final, resulta que las crisis, nacen a costa de las necesidades que emergen forzosas en nuestras vidas, por ende, no son más que aquel terror que emana, al verse en la frustración de carecer de suficiente dinero.

Parece que estamos destinados a incursionar una y otra vez  en la compulsión de obtener bienes para sentirnos mejor, y es que tampoco es raro mencionar que no estamos convencidos en despojarnos del placer, a fin de cuenta, parece que vivimos a costa de sensaciones que cuando se acaban nos hace sentir mal, y es que me da rabia, todo mundo critica a las personas que consumen cualquier tipo de sustancias, pero no nos damos cuenta, que estamos tan perdidos como los drogadictos, y hasta este punto cualquier amante religioso pensaría algo como: 

"¿Y Dios, no crees acaso en él? Él es el único que nos conduce a la verdad, buscalo." 

Y no, tampoco puedo fiarme de la ficción, al final, la religión es una sustancia más, quien la consume se siente bien en cuanto más ingiere. No voy a seguir hablando de la religión, si bien tengo una posición rígida ante ello, considero ser lo bastante tolerante y respetuoso como para convivir con alguien ajeno a mis pensamientos.

Benavides, ¿A qué hora pensás despertar? 

Prrmmmm... Prrmmm....
- ¿Aló? - Responde con pesadez.
- Recordá que quedamos en algo, y ya casi van a ser las diez.
- ¿Con quién hablo? 
- ¿Es en serio? Soy Eduardo.
- ¡Eduardo! Disculpame, dejame alistarme, en treinta minutos te veo... ¿Dónde te veo? 
- En la plaza Fonseca, como siempre, no te tardés mucho, estoy evitando verme con Nelson y Ernesto.
- No te preocupes, ya llego... Por cierto, ¿Siguen creyendo que estoy en Inglaterra verdad? - Cuestiona como si estuviera tanteando.
- Supongo. - Afirma Eduardo con tono seco.
- Espero que sí, ya voy de salida.
- Está bien. 












miércoles, 9 de enero de 2019

Brújula (Tristeza)

- 03 de agosto de 2015

Ernesto sabe muy bien que a mi no me parece la manera en cómo procede con ciertos temas y situaciones, resulta que hoy es el cumpleaños de Eduardo y piensa que lo mejor es ir a embriagarnos, y es obvio que no es una buena idea; Eduardo ha estado distante y algo distraído, su semblante lo vende, es como si estuviera inmerso en   un mundo que no quiere aceptar. ¿Será eso acaso depresión o es nada más que tristeza? Y es que es complejo abordar el tema, todos sabemos el porqué anda así, pero tocar el tema es difícil por muchas razones; la primera razón vendría siendo la separación con Verónica, y es que me acuerdo que esos dos se querían de una manera que no era nada casual, siempre me pregunté cómo podían estar juntos, las veces que tuve el chance de conversar con Verónica, ella me había contado sobre muchos problemas que tenía con Eduardo, la constante inseguridad, sus peticiones (que a mi me parecían muy tontas) de terminar con él; y es que me parecían tontas porque ambos en sus diferencias salían adelante, y eso era lo más bonito de ambos, quebraban el estereotipo de aquel pensamiento que dice: "El agua y el aceite nunca van". Entonces me quedé pensando sobre ello y decidí hacer un pequeño experimento, tome agua y aceite, un poco de cada uno, lo vertí en un recipiente y el resultado fue bastante bonito a mi parecer, me quedé pensando unos cuantos segundos y concluí, de que si bien ambas sustancias no se mezclan, su combinación tampoco es desagradable; burbujas brillantes de color ámbar que se miraban bastante bien, entonces pensé que si Verónica fuese agua, y Eduardo aceite, ellos estarían bien... Vaya, me quedé demasiado tiempo pensando sobre ello; he entendido la posición de ambos, y de golpe cualquier persona le daría la razón a Verónica y asimilaría que la separación fue lo correcto, y hasta ese punto, también estoy de acuerdo, pero luego, ambos empezaron a comportarse raro, por una parte Eduardo se mostró apático por razones claras (según él), y ella por una parte le dolió ese proceder, entonces pensé que no estaban haciendo lo correcto, al cabo de tres meses ella optó por mostrar una actitud indiferente y él por intentar regresar. No conozco bien la historia, pero me parece que las  cosas no acaban ahí.

En fin, ¿Se supone que debería seguirle la corriente a Ernesto, o pensar en una mejor idea? Eduardo no ha superado a Verónica, se la pasa ensimismado, no se comunica, y todo parece apuntar a que tiene depresión. Verlo me da tristeza, intentar alegrarlo parece una tarea complicada, si  tan solo pudiera convencer a Verónica de que se reunieran, y es que con imaginarlo me da tristeza porque ella me va decir que no. Todo apunta a que vamos a terminar embriagandonos, claro, si es que Eduardo acepta. Me pregunto dónde estará Benavides, me encantaría verla, desde que se fue a Londres no he sabido mucho, ¿Será que venga pronto? 

- Nelson, entonces, ¿Vamos de una al bar a las 8?
- Pues para ser honesto no ando ganas y tampoco quisiera embriagarme.
- Puta, ¿Y es que vos tambien andas como Eduardo? - Pregunta Ernesto con tono desanimado.
- No es eso, es que no le veo la gracia de ir a tomar, bien podríamos comprar un pastel para Eduardo, tomar un poco de gaseosa, mirar una película, no sé, disfrutar en sano es una buena idea también. 
- Ernesto suspira. - Pues, no sé, suena aburrido.
- Todo lo que sea destrucción para vos es entretenido. Tenemos más de 24 años y aún seguís pensando como si tuviéramos 18, estoy cansado de tus salidas, son estúpidas y no ayudan a sentirnos mejor.
- ¿Para qué sentirse mejor si todo siempre está mal? Vamos a fumarnos este porro que hice mejor, relajate, no te alterés. 
- No hay caso con vos la verdad. Me voy.
- ¿Estás seguro?

Me fumé el porro con Ernesto y nos fuimos a buscar a Eduardo, en la entrada de su cuarto, había una nota que decía:

"Muchachos, me fuí a buscar un poco de satisfacción personal, podría ser felicidad, y la verdad es que quisiera sentirme en mis cabales para decir sin miedo y sin dudar que estoy apto para seguir perdiéndome en los vicios, pero he reflexionado lo suficiente como para decir no a todo aquello que a ustedes les gusta, no los culpo, cada quien vive a su manera y disfruta de lo que quiera, y es que ya no disfruto más de perderme, tengo muchas ganas de encontrarme. Espero que me entiendan; no vamos a dejar de ser amigos, pero no cuenten más conmigo para salidas y fiestas locas, espero que respeten mi decisión, los veré pronto, al menos eso espero."

- Te dije que no era buena idea irnos a tomar. - Expresé con disgusto.
- Ya sé que me lo dijiste, pero, ¿Qué más da? Si al final ni siquiera estaba en su cuarto.
- Pudimos haber previsto esto, pero bueno, ¿Sabés algo? A veces pienso que falta Benavides para entendernos mejor. - Afirma Nelson con tono neutral.
- Sé más honesto... Te falta Benavides para no sentirte una mierda. - Exclamó Ernesto molesto.
- Quizá... Al menos yo reconozco las cosas y no me escondo en el alcohol.
- Cierto, pero al menos yo no me escondo en la ex novia de mi amigo. Me la cogí tantas veces y fue siempre placentero, algo que vos solo en sueño has podido.

¡Pum! Un puñetazo en la cara, sangre en gotas y una amistad destruida, ¿Ego destruido? Humillación, apatía, y tristeza. Es un ciclo que tiende a repetirse más de lo que se tolera.










martes, 8 de enero de 2019

Brújula (Luz)

Un día de estos que me puse a conversar con Eduardo, me acordé de cuando teníamos 21 años; recuerdo sus ojos apagados viéndome con inseguridad, y la verdad es que yo en ese entonces tampoco tenía noción de cómo llevar la situación, nunca esperé tener un bebé, en ese momento todo fue tan calmo y desastroso que me deje llevar por la certidumbre de que todo iba a estar bien, la tranquilidad de mi parte quizá no lo apoyó, y la verdad es que han pasado más de 3 años y aún no lo puedo entender; el quería un hijo, no podíamos siquiera mantenernos, no trabajabamos, no teníamos nada, pensar en tener un bebé era tonto, ¿Qué íbamos hacer? ¿Dejar la universidad? Aborté.

Recuerdo aquellos días donde estábamos juntos caminando por la noche, él siempre era distraído, pero en esos días lo miraba preocupado, pensando en un futuro que yo sabía que no podíamos tener, sin embargo, él decidió imaginar sabiendo que no era posible, y es que no estoy segura, ¿Habré sido egoista por no considerar siquiera la concepción? Había tanto en mi cabeza, teníamos problemas que luego se volvieron más difíciles de tratar, tenía miedo, tenía sentimientos encontrados con lo que mi vientre hospedaba, y él en parte se maravillaba con solo imaginar que podíamos tener una niña, no puedo mentir, en parte concordamos, pero yo tenía miedo. 

Fuimos a León por motivos académicos con Ernesto, Benavides y otros compañeros que para aquellos entonces consideramos amigos, tuve celos de Benavides, peleamos y discutimos bastante sobre ello, él tuvo celos de un muchacho llamado Marcelo, y fue tonto; bueno, tampoco fue inteligente tener celos de Benavides. Como sabíamos que yo estaba en cinta, teníamos sexo sin protección, y si que era buen sexo. Su cuerpo sudado sobre mi, los besos húmedos, el forcejeo constante de sus brazos que me sometían a una experiencia que es hoy en día sigo recordando y sigue calando mi memoria; el sexo era más que sexo con él, hacíamos el amor, un amor caliente, fuerte, que después se volvió un acto forzado, donde él ya no encontraba el mismo placer que yo en ese momento no perdí... Nuestra relación cada vez se volvía más difícil, yo lo amaba, y aun dudo en decirlo en pasado, porque sé que lo sigo que lo sigo queriendo, y es que él insiste e insiste en volver, pero tengo miedo; intentó ser infiel, fue posesivo y muchas veces no quise volver con él y una fuerza que aún no comprendo, me hacía volver, seguido de todas las promesas que me hacía y que no pudo cumplir  a totalidad; él siempre ha tenido esa naturaleza persistente, y yo espero ver esa intensidad en ámbitos positivos, y es que en parte lo aborrezco por todo lo malo, pero lo quiero por todo lo bueno, y al final, puedo sonreír recordando lo bueno, porque lo malo ya no cabe en mi corazón, y todo lo bueno siempre será luz.

Verónica es una mujer congruente y con mucha energía, bien podemos identificarla por su sencillez, y es que también es muy inteligente, siempre sabe responder, es una mujer que no para, siempre está adelante de los obstáculos; ella es arte, ella es luz, ella es el sol. Y aquí estoy, luchando contra los fantasmas de mi pasado que me atormentan y me recuerdan el mal que hice. Me pregunto si debo dejarla de buscar, y es que con cuestionarme me entra una vibra que me ataca y me dice que me aleje, pero es que de repente, solo recuerdo su cara, su sonrisa, esos ojos negros bonitos que me atrapan, y me envuelven en un haz de luz que me da fe, pero esa fe es parte de una doctrina egoísta o, ¿Es una sensación que comparto con ella? Y es que tanto me cuestiono, tanto te busco, que me da miedo pensar que te estás yendo, que me estás odiando, pero sabés, al final, sin importar lo que esté pasando entre vos y yo en este momento, tengo la total seguridad de que me queda una luz, y esa luz siempre va estar conmigo, con solo cerrar mis ojos, recordar tu sonrisa siempre me va a dar luz.














lunes, 7 de enero de 2019

Brújula (Ansiedad)

He aquí de nuevo con la mirada perdida, voy de la mano con la incertidumbre y la miseria de mis pensamientos, procesando el dolor como un todo que me hace sentir pequeño. Si fijo mis ojos adelante puedo ver el sol, soy capaz de apreciarlo sin quedarme ciego, y de repente como si de magia se tratase me surge una melancolía que me hace recordarte. Un sentimiento bonito y triste que de amarillo se vuelve  azul; tantas cosas quiero decir, y cuando puedo decirlas no me salen, siento tanto que me ahogo en mi sentir, a veces el recuerdo tiene pinta de fantasma, me gusta más como lo decís vos, "tiene la percha", suena tan a tu estilo, y pienso ¿De qué sirve que me guste tu estilo si eso no es suficiente para encontrarte? Y es que ya no me jacto de de mis sentimientos la verdad, están basados en ideales dañinos que ayer consideraba correctos; hoy solo me queda la memoria y todas las imágenes que guardé.

Estoy cansado de los abusos, y no lo digo porque hayan abusado de mí, sino porque yo he abusado de vos, porque el hombre como tal es un abusador de primera, es insoportable aguantar la realidad, el país es una basura, y es triste aceptarlo, pero mientras nuestra cultura no cambie ni respalde la importancia de la mujer, Nicaragua seguirá siendo basura; si me van a criticar por esto, adelante, pero en el fondo saben que tengo la razón, como hombre no me agrada pensar que tengo privilegios por encima de cualquier mujer, detesto escuchar a mi abuela decir que tengo que cogerme a muchas porque soy un macho, detesto tener que cargar con muchas culpas que pude evitar, y es que tampoco puedo echarle la culpa a mi familia por la clase de educación que me dieron, pero lo pude evitar, en lugar de luchar y salir adelante preferí echarle la culpa al gobierno, cuando dije que me cansé, no era más que una expresión egoísta que tenía que acomodarse en tu paz a la fuerza, verte tirada en el piso llorando cuando pude evitarlo es otra de las culpas que me persiguen y me condenan, y quizá en este momento te estés cuestionando el porqué escribo esto que ya sabés, y es que tampoco hará una diferencia contandolo otra vez, pero al menos lo puedo reconocer y puedo evitar hacer eso de nuevo, y vos dirás: "Pues si no lo vas hacer, no se lo harás a otra persona porque yo ya no quiero volver con vos", entonces me voy a detener y me voy a quedar en silencio pensando inútilmente en cómo olvidarte, no deseo pasar encima de nadie más otra vez. Mi dolor en comparación al tuyo es una tontería, sos fuerte para aguantar a semejante idiota, y aun la palabra me queda corta. 

Ansiedad es la palabra, respirar es la acción que lo identifica, cada momento triste se va convertir en una burbuja que explotará en tu nariz, y que luego te hará sonreír, no hay tristeza que tu sonrisa no pueda curar, ni mal que dure toda una vida.

Y así vamos, de memoria en memoria, pensando en las maneras de pedir disculpas, sentando en un sillón imaginando escenas bonitas mientras las horas me amenazan. Pienso más de lo que debo, y ya la realidad me está absorbiendo otra vez; Echevarría aquí, Echevarría allá, mi jefe piensa que  tiene toda la potestad de mi persona, y yo estoy empezando a hartarme; cuando estoy almorzando de repente aparece Nelson y me comenta sobre la crisis del país, mientras expresa su infelicidad sobre trabajar en la fábrica, cada palabra le sale como humo apestoso, no porque no se lave la boca, si no porque es la misma mierda que ya no quisiera escuchar, estoy cansado y solo quisiera suicidarme la verdad, lo único que me mantiene vivo es la esperanza de irme a buscar a Verónica y salir a darle la vuelta al mundo, bueno, es fantasioso y puede sonar a mentira pero no lo es; también estoy cansado de las drogas, decidí entonces solo hacer presencia con mis amigos drogadictos y alcohólicos en sus disques reuniones que parecen más bien un encuentro de ratas inmundas e infelices, inclusive me he cuestionado sobre si debería seguir en ese circulo, pero por el momento prefiero abstenerme de las drogas. El tema que me arranca la cabeza es el tema más cliché de todos los temas que pueden existir en este planeta, y resulta que con solo meditarlo comienzo a retorcerme... ¿Sigo siendo correspondido o no? (Es necesario especificar que Verónica dijo que ya no, pero yo siento que sí). Y me lo cuestiono porque es un tema que tiene percha de mantener vigencia solo en mi cabeza y ya no más en la suya, porque al paso que  voy, estaré solo e infeliz. Bueno, por el momento no puedo seguir pensando en vos, pero quiero dejar en claro que te quiero y que voy a proseguir siendo un personaje regular más de este intento de novela. (No me olvidés, yo sé que aún podemos sacarle fuego a esa chispa que vos y yo tenemos). 

- A veces cuando miro a Eduardo pienso que está pensando de manera muy profunda, sabés. 
- Pues naturalmente él es así. - Afirma Ernesto. - Además, verlo así a como está, para mí es un sinónimo de felicidad, pensar es lo mejor de ser humanos, y más cuando se piensa para bien.
- No estoy seguro de poder estar de acuerdo con vos en totalidad. - Expresa dudando Nelson.
- Hay que tener en cuenta que el pensamiento tiende a forjar una naturaleza obsesiva, y se forma un bucle, entonces, a partir de la concepción del ciclo, también emerge una manera a forma de llave que permite encontrar la solución del conflicto, podríamos afirmar que el bucle es un conflicto.
- Puede ser que sí, mientras tanto prefiero pensar que está planeando algo realmente bueno.

Nelson nunca está de acuerdo conmigo y Eduardo  siempre está en una lucha en la que no quisiera estar, bueno, cada quien vive como le plazca, y muere como desea.