lunes, 25 de enero de 2016

Inconcluso (Capítulo 5-1)

- Sigo creyendo que filosofar es tan esencial como el hecho de que filosofar no es tan importante.
- ¿Qué te hace creer que la contrariedad te da estilo? Supongo que en fin de todo, esa es una manera con la cual podés llamar algo la atención.
- Acertado como siempre. No tengo argumentos válidos que respalden la necedad de mi logia, aunque logro asegurarte que a pesar de no ser tan acertado con respecto a criterios, solo sé que creyendo hago lo que realmente pienso que es bueno. No obstante, te diste cuenta que filosofar en sí no es tan esencial. Vos pensas que es erróneo pensar a como yo pienso, y yo pienso que es correcto pensar a como yo pienso.
- La verdad me parece una mierda escuchar tantas veces las conjugaciones del verbo pensar en tus enunciados que no son "argumentos". - Sarcasmo visible, notable.
- Claro, sigo creyendo que ciertas palabras retumban en tus oídos a manera de golpes abusivos.

"¿Quién carece de imaginación?" Era la misma jodida pregunta que retumbaba sin ceso definido en mi interior (que al final resultaba ser mi exterior). En la calle, en la cocina, en el baño; mi mamá se esmeraba sin esmerarse en recordarme que no todo lo bueno nace de lo bueno; siempre se me venía el ejemplo de mis tiempos inmerso en el mundo de la cannabis, de la manera que precisa rapidez, el recuerdo crecía con fuerza en mi cabeza en forma de una mofa desagradable, el sin sazón  de la memoria feliz. La vagancia predomina de forma absurda en cualquier mente joven, sin embargo nunca estuve de acuerdo a que no toda idea (nacida de la vagancia), por tan tonta que parezca, resulte absurda en fin. Camino con marcha hacía mi destino pensando sobre qué debería pensar cuando voy por la calle, entonces un viejo se me acerca, en cuestión de segundos rápidos que avanzan lentos, imagino que me pedirá la hora o cualquier cosa que los viejos de su edad demande, no quiero sonar grosero, aunque...

- ¿Te has preguntado si... - En ese instante, en unos precisos e inesperado esperados segundos pensé que el viejo me preguntaría si la gente carece de imaginación. Feliz por tal sorpresa, me detengo con el deleite de escuchar su decrépita pero no tan desagradable voz de abuelo en navidad felicitandote por un año mas, cuando de seguro se auto felicita por seguir vivo y estar más tiempo en familia.
 ... realmente tu madre te quiere?
- Soy libre de no responder.
- ¿De qué te sirve si ya lo hiciste? - Me cuestiona el viejo yéndose con una risa inexplicable.

Mi mamá si me quiere. - Ya no sé ni lo que es raro.

Dentro de la amplia gama de recursos casi inagotables, se encontraba el aire en mi cabeza, no se si representa la frescura o lo vacío que podés llegar a ser, seguramente de golpe me toca aceptar que la segunda opción es más que clara y segura; y entonces George, ¿Qué hay de nuevo?