martes, 3 de marzo de 2020

Brújula (Extrañar)

Ya no sé lo que debería extrañar; un día de estos estuve pensando en varias cosas que me han tenido concentrado, una de ellas se trataba sobre mi propósito de vida, y con inquietud silenciosa caía en el mismo circulo de siempre, una intriga que quizá solo la gente con propósitos puede comprender. Me he estado apartando de lo usual, y he puesto en la mesa lo cotidiano como una hazaña, como si vivir fuese todo un reto que corre a lo largo de mis años, como una línea que va trazando un rumbo hacía delante, pero que al mismo tiempo no veo. Luego de haberme planteado esto, pensé sobre mi felicidad, luego me reí y concluí de manera pretenciosa que tengo una gran tendencia a ser y sonar egocéntrico, es mi especialidad, pero, no es una maldición, si lo viese como tal, estaría contradiciendome, y ese no es el punto. Quizá solo yo me entiendo.

Me encontré a una gatita en la calle, me llenó de bastante nostalgia porque se parecía bastante a una gata que mi mamá, una tía y yo, rescatamos hace mucho del techo de la casa, así que la llevé conmigo y nos fuimos en bus hasta la casa de mi abuela, pidiendo asilo mientras pensaba que hacer con ella, aunque al final, terminó quedándose conmigo. Eso me ha llenado de mucha felicidad, Dagoberta se llama; cuando la llamas por su nombre, ella te atiende de manera vaga y te queda viendo con los ojos bien abiertos mientras se retira a cualquier esquina a jugar, si ocupas las manos, ella te sigue, es como si para ella, los dedos tuvieran algún tipo de magnetismo que le es incapaz de ignorar. Me he sentido aliviado, tengo que admitirlo, la gata ha sido una muestra y un vestigio de que mi vida ha tomado un rumbo tranquilo, si me preguntás, no sé porque llego a esa apreciación, de igual manera, tampoco podría explicarlo aunque quisiese, por ejemplo, quiero explicarlo, pero no me sale, entonces me quedo tranquilo pensando que, quizá lo bonito, lo placentero, se encuentra en la incapacidad de no poder explicarlo, no porque no se pueda, sino porque no es tan necesario como uno cree, y me refiero a ciertas cosas, no a todo. Generalizar está muy mal.

Han pasado ocho meses desde Benavides se escapó, desde que yo me escapé también. Me he preguntado por Ernesto, me lo he imaginado en uno que otro bar, sentado en la barra con Nelson hablando sobre cualquier cosa de sus vidas.

Se nos acabó los días de vagancia, se nos acabó el dinero, y también se me escapó la voluntad de verles y estar con ellos. Me excluí con autoridad de sus vidas, me permití alejarme sintiendo que era lo correcto, y vaya, suave... hay cosas irónicas y contradictorias en mi memoria; Nelson y Ernesto habían tenido una riña innecesaria, entonces... Quizá estoy muy desorientado, quizá cada uno anda por su cuenta, con nuevos compañeros de charlas y cervezas, aunque quizá exista la posibilidad de que estén juntos y hayan resuelto esa situación. Vaya, cuando me planteo las cosas, me enllavo a tal punto que solo puedo sentirme cómodo cuando encuentro una solución gratificante en mi razonamiento. ¿Cómo le llamamos a eso? ¿Obstinación? ¿Ganas de joder?, me quedo con la segunda opción, pero sin ningún tipo de certeza que me respalde.

Benavides comenzó a formar parte de un club raro en Masaya, ahí cerca del parque central, del Palí a mano izquierda, hay una casa grande que hasta hace poco permanecía vacía, ahora es una casa club dirigida por unos muchachos de apellido Joestar. Sí, cuando me enteré de su apellido, lo primero que se me vino a la mente fue pensar en un manga, y me dije a mi mismo: "Sería un buen apellido para un hombre inglés fornido que luche contra un vampiro que en su adolescencia fue su hermano", quizá sería un excelente mangaka, si fuera japonés, todo sería mejor.

En fin, los Joestar eran muchachos ingleses que vivían en una casa en los límites de La Concordia, allá en Jinotega. Según lo que Benavides me contó, ellos vivían con sus padres ahí, pero después de un tiempo, sus padres decidieron irse a Perú; las razones son desconocidas hasta ahora. Los hermanos Joestar son amables, uno de ellos no habla mucho, y el otro al parecer se la pasa tocando la guitarra, desconozco de que viven. 

En Masaya, en la casa club, se reúnen todos los jueves a las 6 pm, y montan proyectos de limpiezas a lo largo de la ciudad, se dividen por brigadas y cada equipo asume un área que debe cubrir por 40 minutos, es algo así como un voluntariado, al menos a mí no me han dado ganas de integrarme. Hay personas que Benavides conoce que cuentan que los hermanos esconden algo, quizá algún secreto turbio que despierte el morbo y la codicia de las personas ambiciosas, otros consideran que tienen un espíritu humanista y que de vez en cuando, son hasta filántropos, otros piensan que son extranjeros hippies que fuman marihuana luego de terminar sus jornadas de limpieza, se desconoce si trabajan. Así que, si vas a pensar algo, pensá lo que querrás, a fin de cuentas, nadie sabe el propósito de estos muchachos; al menos yo opino que quizá lo más genial sería que dejaran de sacar suposiciones.

Los hermanos Joestar son bien conocidos en Masaya porque son los únicos que han logrado reunir a varios jóvenes a limpiar la ciudad, pero, quizá tienen éxito solo por ser extranjeros, quizá mucha gente asume, es más, asumo también que tienen dinero. ¿Quién no quiere ser amigo de alguien con poder? Pero, al mismo tiempo pienso que, sería mejor ser ese amigo con poder, y dentro de ese margen de tiempo, se me viene a la mente de que si tuviese poder, no me gustaría que me "quisieran" o me apreciaran por tener dinero. 

- ¡Eduardo!
- ¿Qué? - Me pregunto a mí mismo extrañado.
- Soy Jorge, te quería pedir un favor.
- Oye, hablas bien español. ¿Cómo sabés mi nombre?
- Benavides me lo dijo, ¿podrías ayudarme con un trabajo? Tendrás un sueldo.
- Pues, he estado viviendo de mi liquidación y de lo que mi abuela y mis padres me regalan, no me vendría mal. - Pensé. - ¿De qué trata? - Le dije sin pensarlo tanto.
- Necesito a una persona que se encargue de liderar un proyecto en Diriamba por 6 meses, y Benavides me dijo que vos tenés experiencia en el manejo industrial de producción en serie, trabajaste para los Fiallos en su fábrica de cables de cobres en Managua tengo entendido, el proyecto está dirigido al procesamiento de minerales para luego exportarlos a Perú.
- Vaya, suena interesante, me apunto.
- Perfecto, te veo mañana en la casa club a las 9 am.
- Está bien, gracias. - Concluyo con cortesía.
- Gracias a vos Eduardo.

El tipo se da la vuelta, y yo me quedo quieto despidiéndome, moviendo la mano de izquierda a derecha, mientras pensaba en lo rápido e inesperado que estoy a punto de conseguir empleo.

martes, 17 de diciembre de 2019

Brújula (Salida #1)

En la tarde, a eso como de las 05:40 pm, el sol se pone en uno de sus mejores ángulos. No te pega en la cara, no te calienta con intensidad y se vuelve melancólico, que curioso, a lo mejor el sol sabe que sus colores, provoca en nuestras mentes ese sentimiento, en compañía de la temperatura y otros elementos que no es necesario mencionar.

¿Por qué siempre me muevo a un recuerdo viejo? Ahora, me gustaría empezar a enfocarme en un mejor ambiente, hacer algo más bonito, algo más natural, donde pueda ver amplios paisajes, muchos árboles, y eso es lo que voy hacer.

Hace poco logré contactarme con una tía que trabaja como representante legal de una compañía guatemalteca, lo que hacen es trabajar con empresas de telecomunicaciones y hacer muestras de suelos en lugares que seleccionan con anticipación. Me ofrecieron ir a sacar una muestra de suelo hasta Rosita, el triángulo minero, accedí.

Camioneta roja, camino largo, once horas de viaje, vaya. De todos los viajes que he tenido, ese fue uno de los más largos y cansados que he logrado hasta ahora, recuerdo la carretera, y el amplio paisaje a los lados del camino, esa alegría rara de ir viajando y ver por la ventana como la tierra parece mecerse en los ojos con bastante velocidad. Recuerdo ese rigio constante por tomar las riendas del vehículo, esas ganas necias de tomar el volante y correr por las carreteras inconstantes. Primera hora, Managua caliente, calles planas y saturadas, y que curioso que, en sus límites, el paisaje sea más grato, ¿será porque no hay gente? Tercera hora, bien cerca de Boaco, colindando con Matagalpa, y que sorpresa más guapa ver como de lo plano uno pasa a la montaña, por ende, la vegetación y el clima te avisan de que has avanzado y como recompensa de ello, te ofrecen una vista magnifica y de las mejores que puedo apreciar. No recuerdo las otras horas, pero ya cerca de Waslala, la carretera iba tomando un rumbo más plano, y como era de noche, me limité a buscar solo el camino y llegar hasta el destino previsto.

No recuerdo con precisión si me hospedé en Siuna o Rosita, pero lo que sí recuerdo es un bus volcado a eso de las 12 am, con mucha gente envuelta en cobijas, suéteres y demás; verlos fue más como un recuerdo de que las cagadas siempre están presentes, y que, siempre es bueno estar al tanto de eso, vos sabés, siempre es bueno prever dentro de lo posible. Mujeres, niños, destinados a un viaje de más de 12 horas, partiendo de sus casas hacía la capital, y lo seguro es que, probablemente iban a buscar dinero, muchos de ellos en el negocio de la minería, de la agricultura quizá. Llegué a un hotel bastante grande, lujoso si lo comparo con la localidad, conste, no es mi intención llegar a sonar despectivo, pero así eran las cosas. En el segundo piso estaba mi cuarto, había un balcón que daba vista a una gasolinera, había muchos camiones, muchos furgones y un camino lodoso, un bar a la izquierda, alejado del panorama de mi vista y unas cuantas personas a eso de la 1 am, escuchando música, tomando alcohol, supongo, es lo más probable a mi parecer.

Luego de haber dormido, tomamos el rumbo a Rosita, y ahora que lo digo, recuerdo que el hotel estaba en Siuna, había gente a eso de las 9 am, en unos tumultos de tierra, con un montón de coladores grandes procesándola, y ese fue el primer vistazo que tuve de personas trabajando en la minería, quizá para ellos no era la gran cosa, sin embargo, a mí me llamó demasiado la atención. Recuerdo haber llegado a Rosita, mi compañero y yo buscábamos al hombre dueño de las tierras donde se iba a sacar la muestra de suelo. Rosita, tal como lo recuerdo, era un pueblo grande, activo, multicultural también, había palafitos inclusive, y eso que estaban a más de 150 kilómetros de la costa caribe. Lo primero que se me vino a la mente fue el hecho de suponer que, quizá alguna vez el agua del mar habría llegado hasta Rosita, el solo hecho de haber visto esas casas comunes en la costa, en un lugar alejado del agua, no pude evitar pensar en lo abominable que puede llegar a ser el océano.

Me tomé una cerveza y pues estaba sabrosa, recogimos al señor y nos fuimos a sus tierras, en un camino de 25 kilómetros, demoramos dos horas, entonces anduvimos por la trocha todo ese tiempo, y a la vez, el señor nos explicaba más o menos, de modo general como funciona el negocio de la minería, llegando a su finca, nos ofreció comida, en específico era arroz y frijoles, queso y tortilla; la materia prima de sus alimentos, fue cultivado, procesado, cosechado en su finca. Nos contaba que todos los días mantienen una rutina específica, a las 4:30 am despiertan, se bañan y comen, todo esto en 15 minutos para la 5 am, ahora se imaginaran a qué hora se despiertan las mujeres de esa finca, si son ellas las encargadas de los alimentos; luego de lo explicado, se van a los maizales, a las tierras de cultivos, y ahí, recogen la cosecha, claro, cuando la hay, sino, supongo que hacen otras tareas; mencionó también que ordeñan vacas y posterior a ello, procesan la leche, y ya se imaginarán el resto; dividían el consumo de la finca y lo separaban de la venta, y pues, lo irónico a mi parecer, era que, a pesar de vivir en lugar donde su fuerte es la minería, el señor y su familia, no tenían ningún negocio relacionado a ello.

Conviví con niños, y me senté a verlos jugar, me fijé bastante en sus interacciones y logré compararlo con los juegos de mis primos en Managua, el solo hecho de ver a esos niños sin celulares y cosas tecnológicas, me dejó una perspectiva sencilla; jugar siendo niños es igual de serio que tener experiencia laboral cuando sos un adulto que trabaja y necesita dinero, de modo que, en lo personal, asocié que, la tecnología quizá ha limitado las experiencias de los niños en Managua, que, a diferencia de los niños de la finca, ellos estaban llenándose de una forma que mis primos y demás niños de Managua, jamás iban a experimentar, y claro, si nos ponemos a verlo desde una forma más minuciosa, podría de manera atrevida decirte que hay un hueco académico en niños que viven en la ruralidad si los comparo con niños de la capital, pero, seamos francos, no necesito exponer aquí estadísticas ni sus fuentes para afirmar con vehemencia que la educación nicaragüense en general es una mierda, pero, sabés, no nos enfoquemos en ello, allá cada quien lo puede analizar e interpretar, de la forma que quiera y desee.

Y sabés, al fin me pude escapar, al menos por tres días de todo el ajetreo de la vida en Managua, se suponía que Benavides iba a ir conmigo, pero se perdió.

jueves, 10 de enero de 2019

Brújula (Neutro)

Ha pasado ya un tiempo desde que no me comunico con Ernesto, y es que extrañarlo es una opción que hace rato dejé de elegir; estaba cansada de sus costumbres y de su estilo de vida, cómo alguien tan inteligente no puede parar de hacerse mal, y es que es ridiculo porque él prefiere destruirse, ve la vida como si fuese un remolino que lo agita y lo golpea, y aún así prefiere seguir lastimándose, resulta que la situación hace mucho se le fue de las manos, aunque a veces tengo la certeza de que procede a consciencia, como si lo que buscase fuera morir y nada más. 

Me encuentro en un estado donde puedo sentirme mal y bien, donde puedo estar triste y a la vez sonreír, y es que no sé si soy tonta, pero ya no quiero sentirme mal, pero no sé cómo proceder cuando Nelson se me acerca, aunque sea para decirme cualquier pendejada o cualquier tipo de pregunta inofensiva, me pongo en un estado alerta donde él percibe que es un chance para pasar conmigo, y es que si bien sé que le gusto, y he dejado en claro que no me gusta, él está ahí, y es hasta cierto punto incómodo, pero a la vez satisfactorio. Entonces, ¿Cómo puedo caminar a su lado mientras Ernesto va con nosotros? Ernesto está ahí existiendo y es que solo lo veo y pienso en lo mucho que me repugna, y a la vez pienso que su actitud estúpida me atrae y me llama a besarlo, y me siento tonta, me siento estúpida porque no es normal estar pensando así, ¿O sí?

Voy caminando por la calle, la gente pasa a ritmo apresurado, el clima tiene una temperatura bastante agradable; ¡Mirá! Que lindos los pájaros, andan en grupo, volando al paso del viento que los mueve de forma artística, como si fueran cinceles que le dan forma al viento, una forma que solo ellos pueden ver, y es que me maravilla detenerme y ver a esas aves en el cielo. Los colores brillan y van de la mano con el ambiente. Los árboles lanzan sus hojas y éstas parecen hacer una danza frágil que se acoplan al silbido de los pájaros multicolores que posan en las ramas de unos almendros, frondosos eso árboles, grandes, esbeltos, parece como si fueran a moverse y a dejar semillas esparcidas por donde pasen, y es que me gustaría ver a los árboles moverse, me encanta la fantasía, me encanta imaginarme cualquier locura, pues eso me mantiene viva y exenta de toda pena, y es que si de penas hablamos, te soy sincera, no deseo saber nada de ellas; si te me acercas para contarme tus experiencias negativas, me voy a ir, o me haré la sorda, en mis oídos no entrará ningún tipo de palabra que exprese dolencia, abstenete, pues eso es lo mejor, ya verás que no me equivoco, porque hoy tengo toda la razón y nadie puede dudar de ello, nadie puede contradecirme. Hoy festejo la locura, hoy celebro el desorden, hoy soy libre, hoy puedo acostarme con cualquier muchacho que me guste, lo puedo besar, me lo puedo comer porque quiero, porque puedo, puedo tomar, puedo drogarme, hoy soy pecado y soy bendición, hoy tengo la potestad de vivir al ritmo de un son libertino, hoy no sufro, hoy no lloro, hoy soy lo que quiero ser, y soy todo lo que quiero, y hoy nadie ni nada podrá detenerme. Que te quede claro.

Ya el reloj va marcando las tres de la mañana, y Benavides terminó en la casa de un desconocido, donde todo apunta a que hizo y deshizo como ella lo había proclamado; Benavides, mujer de locura, hechizada por el afán de lo que considerás libertad, quién puede culparte de vivir a como lo decidís, si es lo que vos querés, limitarse es una opción que dejaste atrás, pero, de qué sirve alocarse una noche, si cuando despertés te vas a sentir irresponsable, y es que no te juzgo, porque yo he hecho lo mismo, y en este momento es cuando comienzo a pensar que se ya se vienen las dudas existenciales, y es que esa crisis es más mítica que cualquier leyenda urbana, porque al final, resulta que las crisis, nacen a costa de las necesidades que emergen forzosas en nuestras vidas, por ende, no son más que aquel terror que emana, al verse en la frustración de carecer de suficiente dinero.

Parece que estamos destinados a incursionar una y otra vez  en la compulsión de obtener bienes para sentirnos mejor, y es que tampoco es raro mencionar que no estamos convencidos en despojarnos del placer, a fin de cuenta, parece que vivimos a costa de sensaciones que cuando se acaban nos hace sentir mal, y es que me da rabia, todo mundo critica a las personas que consumen cualquier tipo de sustancias, pero no nos damos cuenta, que estamos tan perdidos como los drogadictos, y hasta este punto cualquier amante religioso pensaría algo como: 

"¿Y Dios, no crees acaso en él? Él es el único que nos conduce a la verdad, buscalo." 

Y no, tampoco puedo fiarme de la ficción, al final, la religión es una sustancia más, quien la consume se siente bien en cuanto más ingiere. No voy a seguir hablando de la religión, si bien tengo una posición rígida ante ello, considero ser lo bastante tolerante y respetuoso como para convivir con alguien ajeno a mis pensamientos.

Benavides, ¿A qué hora pensás despertar? 

Prrmmmm... Prrmmm....
- ¿Aló? - Responde con pesadez.
- Recordá que quedamos en algo, y ya casi van a ser las diez.
- ¿Con quién hablo? 
- ¿Es en serio? Soy Eduardo.
- ¡Eduardo! Disculpame, dejame alistarme, en treinta minutos te veo... ¿Dónde te veo? 
- En la plaza Fonseca, como siempre, no te tardés mucho, estoy evitando verme con Nelson y Ernesto.
- No te preocupes, ya llego... Por cierto, ¿Siguen creyendo que estoy en Inglaterra verdad? - Cuestiona como si estuviera tanteando.
- Supongo. - Afirma Eduardo con tono seco.
- Espero que sí, ya voy de salida.
- Está bien. 












miércoles, 9 de enero de 2019

Brújula (Tristeza)

- 03 de agosto de 2015

Ernesto sabe muy bien que a mi no me parece la manera en cómo procede con ciertos temas y situaciones, resulta que hoy es el cumpleaños de Eduardo y piensa que lo mejor es ir a embriagarnos, y es obvio que no es una buena idea; Eduardo ha estado distante y algo distraído, su semblante lo vende, es como si estuviera inmerso en   un mundo que no quiere aceptar. ¿Será eso acaso depresión o es nada más que tristeza? Y es que es complejo abordar el tema, todos sabemos el porqué anda así, pero tocar el tema es difícil por muchas razones; la primera razón vendría siendo la separación con Verónica, y es que me acuerdo que esos dos se querían de una manera que no era nada casual, siempre me pregunté cómo podían estar juntos, las veces que tuve el chance de conversar con Verónica, ella me había contado sobre muchos problemas que tenía con Eduardo, la constante inseguridad, sus peticiones (que a mi me parecían muy tontas) de terminar con él; y es que me parecían tontas porque ambos en sus diferencias salían adelante, y eso era lo más bonito de ambos, quebraban el estereotipo de aquel pensamiento que dice: "El agua y el aceite nunca van". Entonces me quedé pensando sobre ello y decidí hacer un pequeño experimento, tome agua y aceite, un poco de cada uno, lo vertí en un recipiente y el resultado fue bastante bonito a mi parecer, me quedé pensando unos cuantos segundos y concluí, de que si bien ambas sustancias no se mezclan, su combinación tampoco es desagradable; burbujas brillantes de color ámbar que se miraban bastante bien, entonces pensé que si Verónica fuese agua, y Eduardo aceite, ellos estarían bien... Vaya, me quedé demasiado tiempo pensando sobre ello; he entendido la posición de ambos, y de golpe cualquier persona le daría la razón a Verónica y asimilaría que la separación fue lo correcto, y hasta ese punto, también estoy de acuerdo, pero luego, ambos empezaron a comportarse raro, por una parte Eduardo se mostró apático por razones claras (según él), y ella por una parte le dolió ese proceder, entonces pensé que no estaban haciendo lo correcto, al cabo de tres meses ella optó por mostrar una actitud indiferente y él por intentar regresar. No conozco bien la historia, pero me parece que las  cosas no acaban ahí.

En fin, ¿Se supone que debería seguirle la corriente a Ernesto, o pensar en una mejor idea? Eduardo no ha superado a Verónica, se la pasa ensimismado, no se comunica, y todo parece apuntar a que tiene depresión. Verlo me da tristeza, intentar alegrarlo parece una tarea complicada, si  tan solo pudiera convencer a Verónica de que se reunieran, y es que con imaginarlo me da tristeza porque ella me va decir que no. Todo apunta a que vamos a terminar embriagandonos, claro, si es que Eduardo acepta. Me pregunto dónde estará Benavides, me encantaría verla, desde que se fue a Londres no he sabido mucho, ¿Será que venga pronto? 

- Nelson, entonces, ¿Vamos de una al bar a las 8?
- Pues para ser honesto no ando ganas y tampoco quisiera embriagarme.
- Puta, ¿Y es que vos tambien andas como Eduardo? - Pregunta Ernesto con tono desanimado.
- No es eso, es que no le veo la gracia de ir a tomar, bien podríamos comprar un pastel para Eduardo, tomar un poco de gaseosa, mirar una película, no sé, disfrutar en sano es una buena idea también. 
- Ernesto suspira. - Pues, no sé, suena aburrido.
- Todo lo que sea destrucción para vos es entretenido. Tenemos más de 24 años y aún seguís pensando como si tuviéramos 18, estoy cansado de tus salidas, son estúpidas y no ayudan a sentirnos mejor.
- ¿Para qué sentirse mejor si todo siempre está mal? Vamos a fumarnos este porro que hice mejor, relajate, no te alterés. 
- No hay caso con vos la verdad. Me voy.
- ¿Estás seguro?

Me fumé el porro con Ernesto y nos fuimos a buscar a Eduardo, en la entrada de su cuarto, había una nota que decía:

"Muchachos, me fuí a buscar un poco de satisfacción personal, podría ser felicidad, y la verdad es que quisiera sentirme en mis cabales para decir sin miedo y sin dudar que estoy apto para seguir perdiéndome en los vicios, pero he reflexionado lo suficiente como para decir no a todo aquello que a ustedes les gusta, no los culpo, cada quien vive a su manera y disfruta de lo que quiera, y es que ya no disfruto más de perderme, tengo muchas ganas de encontrarme. Espero que me entiendan; no vamos a dejar de ser amigos, pero no cuenten más conmigo para salidas y fiestas locas, espero que respeten mi decisión, los veré pronto, al menos eso espero."

- Te dije que no era buena idea irnos a tomar. - Expresé con disgusto.
- Ya sé que me lo dijiste, pero, ¿Qué más da? Si al final ni siquiera estaba en su cuarto.
- Pudimos haber previsto esto, pero bueno, ¿Sabés algo? A veces pienso que falta Benavides para entendernos mejor. - Afirma Nelson con tono neutral.
- Sé más honesto... Te falta Benavides para no sentirte una mierda. - Exclamó Ernesto molesto.
- Quizá... Al menos yo reconozco las cosas y no me escondo en el alcohol.
- Cierto, pero al menos yo no me escondo en la ex novia de mi amigo. Me la cogí tantas veces y fue siempre placentero, algo que vos solo en sueño has podido.

¡Pum! Un puñetazo en la cara, sangre en gotas y una amistad destruida, ¿Ego destruido? Humillación, apatía, y tristeza. Es un ciclo que tiende a repetirse más de lo que se tolera.










martes, 8 de enero de 2019

Brújula (Luz)

Un día de estos que me puse a conversar con Eduardo, me acordé de cuando teníamos 21 años; recuerdo sus ojos apagados viéndome con inseguridad, y la verdad es que yo en ese entonces tampoco tenía noción de cómo llevar la situación, nunca esperé tener un bebé, en ese momento todo fue tan calmo y desastroso que me deje llevar por la certidumbre de que todo iba a estar bien, la tranquilidad de mi parte quizá no lo apoyó, y la verdad es que han pasado más de 3 años y aún no lo puedo entender; el quería un hijo, no podíamos siquiera mantenernos, no trabajabamos, no teníamos nada, pensar en tener un bebé era tonto, ¿Qué íbamos hacer? ¿Dejar la universidad? Aborté.

Recuerdo aquellos días donde estábamos juntos caminando por la noche, él siempre era distraído, pero en esos días lo miraba preocupado, pensando en un futuro que yo sabía que no podíamos tener, sin embargo, él decidió imaginar sabiendo que no era posible, y es que no estoy segura, ¿Habré sido egoista por no considerar siquiera la concepción? Había tanto en mi cabeza, teníamos problemas que luego se volvieron más difíciles de tratar, tenía miedo, tenía sentimientos encontrados con lo que mi vientre hospedaba, y él en parte se maravillaba con solo imaginar que podíamos tener una niña, no puedo mentir, en parte concordamos, pero yo tenía miedo. 

Fuimos a León por motivos académicos con Ernesto, Benavides y otros compañeros que para aquellos entonces consideramos amigos, tuve celos de Benavides, peleamos y discutimos bastante sobre ello, él tuvo celos de un muchacho llamado Marcelo, y fue tonto; bueno, tampoco fue inteligente tener celos de Benavides. Como sabíamos que yo estaba en cinta, teníamos sexo sin protección, y si que era buen sexo. Su cuerpo sudado sobre mi, los besos húmedos, el forcejeo constante de sus brazos que me sometían a una experiencia que es hoy en día sigo recordando y sigue calando mi memoria; el sexo era más que sexo con él, hacíamos el amor, un amor caliente, fuerte, que después se volvió un acto forzado, donde él ya no encontraba el mismo placer que yo en ese momento no perdí... Nuestra relación cada vez se volvía más difícil, yo lo amaba, y aun dudo en decirlo en pasado, porque sé que lo sigo que lo sigo queriendo, y es que él insiste e insiste en volver, pero tengo miedo; intentó ser infiel, fue posesivo y muchas veces no quise volver con él y una fuerza que aún no comprendo, me hacía volver, seguido de todas las promesas que me hacía y que no pudo cumplir  a totalidad; él siempre ha tenido esa naturaleza persistente, y yo espero ver esa intensidad en ámbitos positivos, y es que en parte lo aborrezco por todo lo malo, pero lo quiero por todo lo bueno, y al final, puedo sonreír recordando lo bueno, porque lo malo ya no cabe en mi corazón, y todo lo bueno siempre será luz.

Verónica es una mujer congruente y con mucha energía, bien podemos identificarla por su sencillez, y es que también es muy inteligente, siempre sabe responder, es una mujer que no para, siempre está adelante de los obstáculos; ella es arte, ella es luz, ella es el sol. Y aquí estoy, luchando contra los fantasmas de mi pasado que me atormentan y me recuerdan el mal que hice. Me pregunto si debo dejarla de buscar, y es que con cuestionarme me entra una vibra que me ataca y me dice que me aleje, pero es que de repente, solo recuerdo su cara, su sonrisa, esos ojos negros bonitos que me atrapan, y me envuelven en un haz de luz que me da fe, pero esa fe es parte de una doctrina egoísta o, ¿Es una sensación que comparto con ella? Y es que tanto me cuestiono, tanto te busco, que me da miedo pensar que te estás yendo, que me estás odiando, pero sabés, al final, sin importar lo que esté pasando entre vos y yo en este momento, tengo la total seguridad de que me queda una luz, y esa luz siempre va estar conmigo, con solo cerrar mis ojos, recordar tu sonrisa siempre me va a dar luz.














lunes, 7 de enero de 2019

Brújula (Ansiedad)

He aquí de nuevo con la mirada perdida, voy de la mano con la incertidumbre y la miseria de mis pensamientos, procesando el dolor como un todo que me hace sentir pequeño. Si fijo mis ojos adelante puedo ver el sol, soy capaz de apreciarlo sin quedarme ciego, y de repente como si de magia se tratase me surge una melancolía que me hace recordarte. Un sentimiento bonito y triste que de amarillo se vuelve  azul; tantas cosas quiero decir, y cuando puedo decirlas no me salen, siento tanto que me ahogo en mi sentir, a veces el recuerdo tiene pinta de fantasma, me gusta más como lo decís vos, "tiene la percha", suena tan a tu estilo, y pienso ¿De qué sirve que me guste tu estilo si eso no es suficiente para encontrarte? Y es que ya no me jacto de de mis sentimientos la verdad, están basados en ideales dañinos que ayer consideraba correctos; hoy solo me queda la memoria y todas las imágenes que guardé.

Estoy cansado de los abusos, y no lo digo porque hayan abusado de mí, sino porque yo he abusado de vos, porque el hombre como tal es un abusador de primera, es insoportable aguantar la realidad, el país es una basura, y es triste aceptarlo, pero mientras nuestra cultura no cambie ni respalde la importancia de la mujer, Nicaragua seguirá siendo basura; si me van a criticar por esto, adelante, pero en el fondo saben que tengo la razón, como hombre no me agrada pensar que tengo privilegios por encima de cualquier mujer, detesto escuchar a mi abuela decir que tengo que cogerme a muchas porque soy un macho, detesto tener que cargar con muchas culpas que pude evitar, y es que tampoco puedo echarle la culpa a mi familia por la clase de educación que me dieron, pero lo pude evitar, en lugar de luchar y salir adelante preferí echarle la culpa al gobierno, cuando dije que me cansé, no era más que una expresión egoísta que tenía que acomodarse en tu paz a la fuerza, verte tirada en el piso llorando cuando pude evitarlo es otra de las culpas que me persiguen y me condenan, y quizá en este momento te estés cuestionando el porqué escribo esto que ya sabés, y es que tampoco hará una diferencia contandolo otra vez, pero al menos lo puedo reconocer y puedo evitar hacer eso de nuevo, y vos dirás: "Pues si no lo vas hacer, no se lo harás a otra persona porque yo ya no quiero volver con vos", entonces me voy a detener y me voy a quedar en silencio pensando inútilmente en cómo olvidarte, no deseo pasar encima de nadie más otra vez. Mi dolor en comparación al tuyo es una tontería, sos fuerte para aguantar a semejante idiota, y aun la palabra me queda corta. 

Ansiedad es la palabra, respirar es la acción que lo identifica, cada momento triste se va convertir en una burbuja que explotará en tu nariz, y que luego te hará sonreír, no hay tristeza que tu sonrisa no pueda curar, ni mal que dure toda una vida.

Y así vamos, de memoria en memoria, pensando en las maneras de pedir disculpas, sentando en un sillón imaginando escenas bonitas mientras las horas me amenazan. Pienso más de lo que debo, y ya la realidad me está absorbiendo otra vez; Echevarría aquí, Echevarría allá, mi jefe piensa que  tiene toda la potestad de mi persona, y yo estoy empezando a hartarme; cuando estoy almorzando de repente aparece Nelson y me comenta sobre la crisis del país, mientras expresa su infelicidad sobre trabajar en la fábrica, cada palabra le sale como humo apestoso, no porque no se lave la boca, si no porque es la misma mierda que ya no quisiera escuchar, estoy cansado y solo quisiera suicidarme la verdad, lo único que me mantiene vivo es la esperanza de irme a buscar a Verónica y salir a darle la vuelta al mundo, bueno, es fantasioso y puede sonar a mentira pero no lo es; también estoy cansado de las drogas, decidí entonces solo hacer presencia con mis amigos drogadictos y alcohólicos en sus disques reuniones que parecen más bien un encuentro de ratas inmundas e infelices, inclusive me he cuestionado sobre si debería seguir en ese circulo, pero por el momento prefiero abstenerme de las drogas. El tema que me arranca la cabeza es el tema más cliché de todos los temas que pueden existir en este planeta, y resulta que con solo meditarlo comienzo a retorcerme... ¿Sigo siendo correspondido o no? (Es necesario especificar que Verónica dijo que ya no, pero yo siento que sí). Y me lo cuestiono porque es un tema que tiene percha de mantener vigencia solo en mi cabeza y ya no más en la suya, porque al paso que  voy, estaré solo e infeliz. Bueno, por el momento no puedo seguir pensando en vos, pero quiero dejar en claro que te quiero y que voy a proseguir siendo un personaje regular más de este intento de novela. (No me olvidés, yo sé que aún podemos sacarle fuego a esa chispa que vos y yo tenemos). 

- A veces cuando miro a Eduardo pienso que está pensando de manera muy profunda, sabés. 
- Pues naturalmente él es así. - Afirma Ernesto. - Además, verlo así a como está, para mí es un sinónimo de felicidad, pensar es lo mejor de ser humanos, y más cuando se piensa para bien.
- No estoy seguro de poder estar de acuerdo con vos en totalidad. - Expresa dudando Nelson.
- Hay que tener en cuenta que el pensamiento tiende a forjar una naturaleza obsesiva, y se forma un bucle, entonces, a partir de la concepción del ciclo, también emerge una manera a forma de llave que permite encontrar la solución del conflicto, podríamos afirmar que el bucle es un conflicto.
- Puede ser que sí, mientras tanto prefiero pensar que está planeando algo realmente bueno.

Nelson nunca está de acuerdo conmigo y Eduardo  siempre está en una lucha en la que no quisiera estar, bueno, cada quien vive como le plazca, y muere como desea. 

martes, 26 de junio de 2018

Brújula (Descanso)

El vaivén estrepitoso de los eventos que surgen sin espera, la lucha de ideales que forcejean entre sí para ver cual es más fuerte. La otra vez caminando por la calle, encontré a dos hombres que se miraban con fijeza el uno al otro, al parecer en el silencio se quedaron pensando sobre si era necesario armar un escándalo en vía pública, dos pares de ojos retadores que no tenían en cuenta las consecuencias, seducidos por la ira que emancipaban en la sombra pacífica del árbol que guardaba sus cuerpos. Dos personas que viajan y buscan destinos diferentes, un camino que conduce al lugar donde los hechos dejan de ser evidentes, donde las mentiras se vuelven una necesidad que colinda parte por parte en un agujero donde el sonido y la realidad no tienen presencia, ¿Un vacío? 

Estamos en un punto donde las dudas inhiben el deseo de indagar y buscar lo que nos vuelve impotentes; pero, ¿Para qué volvernos así? Echevarría aquí, Echevarría allá, me tiene hasta la coronilla tener que escuchar la voz de mi jefe llamándome por mi apellido, de ver su actitud pedante por tener la concesión de mi persona en una compañía donde su superior se coge a su esposa. No me interesa tener un ascenso, no me importa siquiera averiguar el porqué su mujer no le parece suficiente tener sexo con él... Aquí entras vos. Entras como una bomba en mi cabeza el día aquel que vi con disimulo en tu cama tu cuerpo desnudo frente al espejo; tu espalda recia y partida por los extremos de tus brazos, esas curvas preciosas que forman tus caderas y se ensanchan en tu vientre; qué coqueta mujer, tus nalgas respingadas forman un ángulo que luce candente con las sombras de tus senos que caen en tu vientre, andas dando vueltas, te pones un short y lo subís por tus piernas suaves, y con mucho cuidado lo ajustas a pesar de no tener la medida precisa de tu cuerpo. Te volvés de pronto hacía el espejo y te quedas absorta, en voz alta exclamas tu inconformidad mientras pensás que estoy ajeno a tu atención. Qué grandiosa sos, ahora me vuelvo en mi realidad y te imagino como si estuvieses aquí; será irónico quizá, pues no te he perdido, pero tampoco te he encontrado.

Cuando estoy en mi cuarto puedo pensar en las diferentes situaciones que pasaron en el día; el solo hecho de estar en permanente reposo me hace sentir un tipo de paz que yo aprecio demasiado. Tomar el teléfono y disponerme a ver cualquier publicación graciosa que me brinde una carcajada, me parece reconfortante y placentero, quizá sea algo aburrido si se le aprecia en totalidad; y, aunque yo tenga la misma certeza, prefiero obviarla e ignorar toda cualidad y descripción negativa de la misma.

- Domingo 19 de abril del 2015.

- No estoy de acuerdo con las reformas que le harán al reglamento, por el motivo de que en la sección 93, del articulo 9, establece que tenemos la seguridad de contar con el apoyo financiero de la empresa en caso de cualquier tipo de accidente o necesidad, estén o no relacionado con el ambiente laboral. Me parece inaceptable, ni siquiera se consensuó con los trabajadores en sí, fue una decisión tomada en base del criterio de los jefes; ello no tienen conciencia ni manejan la realidad social de nosotros los obreros.

- Eso lo sé muy bien.
- Claro que usted lo sabe muy bien, haga algo al respecto.
- No creo la verdad.
- ¿Qué? ¿Cómo así que no cree? ¿Qué está tratando de decir?
- No me obligués a ser crudo, no es mi estilo.
- Usted tiene la suficiente autoridad y potestad para impedir, o al menos intervenir en un replanteamiento de la reforma que excluya el corte de nuestros beneficios; de eso nosotros salimos de la miseria prácticamente. Los salarios no alcanzan para vivir y hay muchas bocas que alimentar. Recuerde que usted también estuvo en mi posición por un tiempo, quizá hasta peor, por favor, le ruego que no olvide sus raíces.
- Usted tiene un toque bastante agraciado en sus palabras, es increíble pensar que usted es parte de la sociedad obrera como tal. La educación es el toque de distinción entre la gente, y eso usted con toda seguridad lo sabe. Me gustaría ayudarle, pero mi intervención a como usted lo piensa, cuesta mucho; un mucho que no estoy dispuesto a perder, inclusive negociar. Le insto a que siga trabajando con nosotros y que con su gran ingenio disponga a encontrar mejores  formas de sobrevivir con lo que le pagamos y que entienda de una vez por todas que su opinión no es de importante relevancia, retírese y déjeme seguir trabajando, pase un buen día joven.

Vaya, al parecer el jefe sabe algo más que solo dar órdenes, y yo pensando que era un inútil y aprovechado bien pagado. La manera en la que se trata a los obreros es deplorable por esa y varias razones más que no estoy dispuesto a explicar. Menos mal que estudié, soy un tipo de miserable con mejores oportunidades; espero de corazón que la situación cambie para Ernesto y todos los abusados. Me voy a limitar a comprender, aunque quisiera tener las facultades de hacer algo al respecto.

Y otra vez, aquí en el mismo bar. Ernesto tomando porque le van a dejar de dar beneficios por cada accidente que él mismo con su novia planeaba, luchando con cinismo con otro aún más corrupto, por un dinero que pagaba sus fiestas y locuras, lo bueno es que aún sigue en la lucha de terminar su tesis, graduarse sería un plus enorme, aunque él no lo vea así. Vivan los alucinógenos, viva el alcohol y todo aquello que nos hace bien y mal. La vida se nos hace interesante cuando estamos en la vagancia, sentir en la piel un frío que abraza y captura una esencia que en la sobriedad no se puede sentir. Viva, viva. En la empresa se hicieron unos cambios estúpidos, probablemente perdimos esos ingresos que cubrían estas salidas, ¿Sabés? No estamos tan mal después de todo, me voy a empezar a enfocar en la culminación de estudios y buscaré algún puesto en cualquier institución que demande mis conocimientos; un par de estudios demográficos, un ensayo sobre cierta comunidad. ¿Qué tan difícil puede ser? Ah, pero claro, con un porro en la mañana y el día empieza de maravilla, a veces se hace complejo volver a casa, me han cerrado la puerta y he tenido que ingeniármelas para entrar sin que mis padres se den cuenta, y eso si tengo suerte. Hay días que he tenido que hospedarme en el techo o en una banca de cualquier parque con los muchachos que andan en el mismo desvergue que nos gusta y complace. Mañana es un día cansado, quizá Nelson se apunta y vamos a la cueva a echarnos un par de litros.

Una y otra vez, un poco más que ayer, un truco, una vuelta, y aun puedo vivir. Sí, aún puedo vivir pretendiendo no sentir que me pierdo más de lo que me encuentro.