lunes, 27 de junio de 2016

Sin luz.

Envuelto en la noche, la oscuridad le murmuraba en el oído izquierdo, zumbaba a como una avispa baila en una flor en plena etapa primaveral, el frío le abrazaba los huesos, le soplaba la piel y le refrescaba la mente, en compañía del perro, la luna y un cigarro. Carlos sabía de la carta que le guardó a Kate, le prometió dársela a Jorge, apenas tuviese nueve años. Yo sabía que las cosas iban de mal a peor, no obstante, decidí que lo mejor era dejar a Jorge en un orfanato, no sé si la decisión sea la correcta, pero, no puedo cargar con ello.

El tiempo en su paso constante, demostraba su poder, Kate tenía catorce, había esperado con ansias sus quince, pero, la muerte se adelantó, y en un ágil movimiento, sin piedad le arrebató la poca vida y su cumpleaños.

 Recuerdo a Kate... tímida, reservada, sencilla, astuta y muy hábil en las artes gráficas. Sonreía sin miedo, y observaba con fijeza, sus ojos tocaban la puerta del alma, e iluminaban a como el faro guiaba a los navíos en una densa noche cruel. Su deseo era esperar cargar a Jorge en cuanto no más estuviese disponible, sentirlo en sus brazos mientras imaginaba la tardanza de la abertura de sus ojos incoloros. Escribo esto porque es probable que la muerte me esté acechando, cuando leas esta carta, quizá mi alma vague y en tus oídos mis penurias escuches.

 La vida le sonreía con certeza y apuro a Jorge, mientras las horas corrían, los minutos marchaban, pues en cada segundo la memoria se plantaba de manera que los rostros brillaban sin ser iluminados; bendición aquella que nace del secreto que no se cuenta. En una tarde silenciosa, la melancolía inundaba las almas, el farol de la entrada del pueblo temblaba tenue ante el viento que volaba con ritmo, haciendo bailar a las hojas en su danza fría, provocando el titiritar de los pájaros viejos y calvos.

Lucía escuchaba en la puerta un llanto desmesurado, fue tanto el susto que ignorar le parecía estúpido.

- Un niño... Expresó mientras decidía si estar sorprendida o no.

La canasta de un color café oscuro le incitaba a respirar con sollozos el aire triste que el llanto sin querer marcaba. Una carta saltó a sus ojos mientras acomodaba a Jorge en sus brazos. Los días solían ser diversos, y en cada paso la alegría se imponía fuerte, Jorge disfrutaba de la vida, y en los ojos de Lucía, la felicidad era verlo crecer. No hubo problema alguno con Jorge hasta que cumplió siete años.

 - Mamá, vos sos tan bonita como la luna.
- Y vos sos tan loco como el señor que vende el pan por las tarde, vaya a dormirse ya mi loquito.
 - Finiquitó mientras saboreaba de la maternidad.
- Te quiero demasiado mamá.
- Te quiero mucho Jorge.

Jorge, vení, estoy en la salida. ¿Dónde? Cerca de la puerta. Estoy afuera, ¿Dónde estás? No te veo. Aquí. Uuh, ¿Quíen eres tú? Hola, pues creo que me conoces. No creo, no te he visto nunca por el pueblo. Eso tiene una explicación, vos no salís mucho de la casa. Es cierto, todavía estoy pequeño para andar solo por ahí, y dime, ¿Cómo te llamas? - ¿Qué? No sabes mi nombre - Decía en susurros mientras sus ojos bajaban de vaga forma hacía los zapatos de Jorge. No, no lo sé. Yo me llamo Jorge, mucho gusto. Eso lo sé tontito, y dime, ¿Te gustaria jugar conmigo? Claro, está bien, siempre juego con mis otros hermanos, pero no entiendo porque no están. Inmenso en el vasto sueño, la cobija caía en el misterio de la oscuridad y el silencio, los ojos cerrados y una sonrisa risueña llenaban de paz la habitación.
En el fondo, la pena de un alma en llantos se recostaba a los pies de Jorge y le hacía cosquillas mientras dormía. Ay Jorge, hemos jugado mucho, ¿Te parece si seguimos después también?

 Mamá, ayer mientras dormía, conocí a una amiga en un sueño, no me dijo su nombre pero me dijo que íbamos a seguir jugando. Lucía preocupada por el estado mental de Jorge pensó que a su edad es común tener amigos imaginarios, no obstante, había más que imaginación...

- Seremos novios, si querés estar conmigo, tenemos que estar verdaderamente juntos.
- Creo que somos muy niños aún para ser novios, pero, me gusta jugar con vos, así que haré lo que sea para que estemos juntos. 

Jorge iba ser adoptado, por fin Lucía había encontrado quien lo quisiese, se negó, con la excusa de que no podía dejar sola a su amiga. Las noches cubrían la inocencia y en cada hora transcurrida, las sombras se hacían más fuerte. Jorge no tenía idea de los hechos, carecía de sentido común, Lucía no lo supo comprender, ¿Pero por qué? ¿No ves acaso Lucía? Los sueños se hacían más vivos, y Jorge disfrutaba eso, empezó a desear la noche con tanta intensidad, que se olvidó que a los niños como él, las tinieblas les causan miedo. Nadaba hondo hacia donde la luz huía, cantaba en la sombra de la mentira y se quedó atrapado en la locura de su pequeña mente, ¿Dónde fue a parar toda esa luz de sus ojos? 

- Jorge, ahora sí, es el momento, me siento sola.
- ¿Qué quieres que haga por ti amiguita?
- Jugaremos.
- ¿Qué jugaremos?- Kate manda aquí.
- ¿Qué tengo qué hacer?- Simple, hacerme caso. Empieza por pedirle la carta a tu mamá.
- ¿Cuál carta? - Preguntó con intriga y curiosidad.

Felicidades, hoy el día empezó bien, la mañana era fría pero no importaba, la felicidad calentaba las metas sin bases del pequeño Jorge. Ya son nueve años, ¿Y la carta?

- Mamá, mi amiga pidió que me dieras una carta, me la das por favor. Lucía se exaltó y pensó que quizá estaba jugando, y se limitó a ignorar; amigo, no le hagas caso a Kate.

El reloj marcaba las nueve, el silencio se hacía fuerte y la noche fría. El miedo no existía en Jorge, era un niño que estaba loco. Kate, hey, dime, cierro la puerta o espero por vos.

- Nos veremos en el bosque.
- Esta bien. ¿Cuándo?- En cuanto despiertes.
- Si así quier...



¿Qué? ¿Por qué estoy despierto? Apenas son las 2.30 am. Debería ir al bosque. Al paso de la ceguera, las penas acorralaban en compañía del misterio los pequeños pasos de Jorge, ahora sí. Estamos juntos, necesito que me abraces, abrázame por favor. Puñal en mano, rojo abundante, ¿Qué es esto? Jorge, poseído por Kate, mató a Lucía, que desastre, que lástima. No llores Jorge, no llores, no nos dio la carta, merecía ser castigada, yo puedo ver el futuro también, te iba a dejar, no llores mi pequeño novio, abrázame, ven.  Abre los ojos, toma el puñal y clávalo en tu corazón. Ahora abrázame de nuevo. Abre los ojos pequeño, dime, ¿Qué ves?

viernes, 24 de junio de 2016

Decepción.

Ahora que pienso con mas claridad, la luz me toca con asombro y la oscuridad me abraza con amor. Hoy me levanté y te escribí con toda mi alma, cada letra, cada oración, cada idea, fue planteada con el propósito de sentirme bien, con la idea de expresarte lo que siempre hago, para enseñarte que a pesar de lo mierda que todo se me torna, yo, incondicionalmente sigo intentándolo, matándome en la lentitud de tu ausencia y tu silencio.

Estoy en la decepción constante de tus advertencias, no querías ser querida, y a mí no me importó, no querías ser amada, sin embargo te amé... No te miento, aun te quiero, pero también te detesto. No es necesario darlo a entender hablando mal de vos, sin embargo, me nace desde la entrañas escribirte para sentirme vivo, porque sino lo hago, mis propios pensamientos me matan. Siento que tenés al diablo adentro, no, no, es quizá que vos seas el propio diablo, llena de silencio, de dolor, de miedos, llena de todo eso que yo quiero tener y vos egoístamente no querés compartir. Ahora, lo único que me acompaña es el recuerdo, y mi consuelo es la escritura.

Pienso, y me repito constantemente: "Olvídalo". Pero qué es el olvido sino todo eso que muere en el silencio de todo aquello que fue y hoy no es.


martes, 21 de junio de 2016

Reflexiones de una cronología vaga.

Enemigos hay por doquier, pero lo mas gracioso, es que el peor de ellos son tus pensamientos. Ahogado en mis pensares, buscaba la salida, una solución. Mi conciencia me abandonó, dejó de hablar conmigo hace semanas. Me duele tal vez porque sé que se fue por causas justas. He sido necio al pensar que mis ideas han sido siempre verídicas. Ella sabe lo que siento, y mis estupideces han sido las suficientes como para hacerla enojar, ella está conmigo sin saberlo, porque su imagen me acompaña hasta cuando no la quiero ver.

Ya no es necesario escribir su nombre, no porque no la quiera, sino porque acabo de descubrir que quererla a como lo hacía no era la forma mas correcta. Ahora, ya no sé cómo quererla, no porque no sienta nada, sino porque siento mucho y no sé cómo canalizarlo. ¿Qué es lo difícil? Todo, o tal vez nada. Ella dice que las cosas no laten al mismo son, yo la escucho, la recuerdo y luego pienso que tiene razón. Ojalá se dejará querer a como quiero quererla. Ese es el misterio quizá, quererla sin condiciones, sin barreras, porque ella eso me provoca.

Tristeza, abandoname, para mostrarte lo que es la felicidad. Porque mi felicidad son sus ojos y su sonrisa, su compañia y su dolor. Soledad, acercate a ella para darle a probar que no sos necesaria, y que mis sentimientos son los mas puros, así, sin peros, sin miedos, sin prejuicios, solo amor.

domingo, 12 de junio de 2016

Impresión matutina.

Las estrellas en un intento de no verse tan brillantes, son capaces de morir opacas; ¿Será que importa brillar o no? Abandonar un sueño, dejar de perseguir a un amor de tu vida temporal, rendirse; palabras que lastiman a un soñador, y hacen grande a un fracasado. Ver en sus ojos las constancia de la supervivencia, me intrigaba de una manera en la que todo lo complejo se volvía reto. Lo tomaba no porque estuviese preparado, sino porque a su lado, los retos eran mas un privilegio que una obligación.

El grisáceo tono de la mañana, inundaba de tristeza y soledad mis sensibles ojos, podía percibirlo todo, pero mis sentidos se inclinaban en la misteriosa acción de solo sentirla a ella cerca de mí, sin tocarla, sin respirarla, de una manera u otra me esmeraba en creer que teníamos esa química que muchos no desarrollan ni a pesar de llevar tanto tiempo juntos. A estas alturas, ya no me importa saber si me equivoco o no. A la orilla de un árbol, Victor, despejaba sus locuras sin más.

- Madurar es aceptar de una vez por todas que no vas a ser astronauta.

¿A qué venía eso de ser astronauta? Probablemente la primera decepción que como infantes sufrimos. Pero... No estoy de acuerdo. ¿Pero quién soy yo para decirle que se equivoca?

- Entonces madurar es un oficio de pobres. - Sentenció ella.
- ... O de gente que no será astronauta. - Comentó con un intento pobre que evitaba neciamente morir en la fortaleza de las palabras de ella. -

Parece que vivimos de la gracia de la desgracia, es casual depender de falsas logias, es casual ser pobres... No. Ella me enseña que no, tal vez no me está enseñando a como yo creo, o ni siquiera es su intención enseñarme, no importa, lo que importa es capturar lo esencial de los demás, lo mejor. Al menos yo no quiero tener un oficio de pobres. 

jueves, 9 de junio de 2016

Aleatorio #4

Un día de estos, sentado con la vista al frente al parque, la acera me dejaba una sensación de melancolía mojada. Probablemente la lluvia aceche en gotas cuando ésta ya escampó. ¿Qué es el frío para vos? Quizá es la carencia del calor, o la ausencia obvia de las mismas sensaciones en la piel... Y en el alma también.

Darse cuenta que los viejos de los 70 fumaban la misma marca de cigarros que se fumaron en la guerra. Quizá era la forma más cercana de recordar en el presente sin dolerles tanto eso que yo 
no sé. Vivencias, vivencias de los viejos que disgustaban de un Casino azul, suave sino me equivoco.

Ah, ¿no les gusta la percepción? Vos sabes; escuchar, saborear, ver, sentir, oler... Me gusta comprender que cosas tan insignificantes, cambian, moldean, de manera casi inconsciente,
eso que nos gusta tener, pero no sabemos apreciar. 



lunes, 6 de junio de 2016

Inconcluso (Capítulo 7-1)

- 12 de octubre del 2016

Ahora que he estado en sano juicio, las ideas ya no me invaden cruelmente en el pensamiento diario. Vos pensas de seguro en nada, y pues, esta bien. Cada quien se satisface a su manera. Puede sonar cursi el hecho de relatar una experiencia personal, quizá por la manera en la que se quiso dar entender, y la forma de interpretar las cosas; la vida quizá se esfuerza junto con el tiempo para hacerte entender que es necesario madurar. ¿Pero, qué es "madurar"? Tal vez tratar de resignarse por todas las estupideces que hiciste mas joven; cuando eras adolescente por ejemplo. Tenes que tener en cuenta que nadie te juzga, pero la vida sí.

Me devolví a Fitzrovia, muerto en vida, decepcionado y con mala gana. Siempre es lo mismo, y, es un asco para ser honesto. Pero, ya ni importa. Errar se vuelve una costumbre que nunca muere.

Alfred quedó en L¨isle la Sorgue, viviendo fascinado su entorno natural. Ya no le importaba nada, y lo acepté. Fue algo difícil, me había acostumbrado a un Alfred distinto, es el tiempo quizá el factor principal que cambia de identidades y las hace constantes. Parece que aunque queramos cambiar de realidad, nos cansamos de intentar tontamente en cambiar de pensares comunes; realidad que se acepta con la vista siempre al frente, es tu actitud la que determina tu futuro, lo sabes, y por eso prefieres hacerte el tonto, porque sabes que eres una mierda que nunca alcanza lo que se propone, una meta de vida quizá, o la esperanza de hacer un cambio a una pequeña población, es marcarse un objetivo y alcanzarlo cueste lo que cueste. La gente que se rinde es una mierda.

Alfred reanudo la carencia de mi actividad, por ende se espera con paciencia la segunda parte.


                                     ***FIN***