miércoles, 23 de noviembre de 2016

Incógnito#1

Ciertas noticias sugieren una posible lluvia de estrellas fugaces. ¿Estrellas fugaces? Tal vez sean cometas, o restos de meteoritos, o algún asteroide que se degrada. Por el momento, la incertidumbre es el hecho más convincente.

Michael me invitó para este sábado a una fiesta en su casa; su mamá me dijo que te preguntara sobre si es posible que le prestes dos de los tres sofás que tenemos, ¿Qué le digo?

- No hay problema, que los venga a traer cuando pueda, o bien, un día antes.
- Bueno. - Le respondí sin más.

Viernes 25 de Noviembre

El clima ha estado bastante suave, las conversaciones se tornan interesantes en cuanto la noche cae; estoy tomando notas, reportando sobre lo que pasó ayer  y lo que pasó hace un par de horas. La feria de sexualidad convenció al público, que se sorprendió por las inéditas publicaciones.

El teléfono suena, Gabriela se queja e Inés se impone en el silencio, y en el secreto de sus ojos se queda muda.

- ¿Qué pasó?
- Mañana es sábado.
- ¿Sí? No te creo. - Expresé sarcástico.
- ¿No me crees? - Comentó con un tono retador, típico de ella.

La quede viendo fijo a los ojos, pero no sólo miraba sus ojos, observaba con deleite su piel, el rojo marchito de su cabello y sus piernas largas. Perdido en el encanto de su furia que me causa nerviosismo y ansiedad. Inés por otro lado, sencilla, con la mirada precisa y las palabras inciertas, fijaba sus oídos en el pleito de nosotros, tan torpe y a la vez genial; paseaba su mano por el cuello y tomaba con delicadeza cierto mechón azul, hasta llegar a su ancha espalda. Estúpida miopía, estúpido astigmatismo, esas gafas inhibían el encanto de sus ojos, hermosos, grandes, sin palabras.

- Muchachas.
- ¿Sí? - Respondió Gabriela.
- ¿Me acompañan mañana a la fiesta de un amigo?
- Bueno.
- Inés, ¿Y vos?

No responde, me jode su silencio.

- ¿Inés? Le repetí un tanto alterado. - ¿Vamos?

Me queda viendo, sonríe un poco y me asienta con la cabeza de arriba para abajo, lento. Pero que necia.

7:36 P.M.

Me gustan tus piernas, me imagino dormido en ellas, despertándome solamente para besarlas, hasta llegar a tu boca, tus labios, tus ojos, la esencia que emana la dermis pálida, huele a sexo. En la noche me gusta irme con vos a posarme en el Lada del 2001, viejo, feo, bonito, y Bruno jodiendo. ¡Mira! Una estrella fugaz, ¿Pediste un deseo?