miércoles, 1 de octubre de 2014

El inconcluso (Capítulo 1-3).

- Julio 9 del 2012

Aparentemente estoy en una situación deplorable, mis actitudes reflejaban de amargada manera mis miedos y frustraciones, despejaba en mis ideas los motivos de vivir sin tener miedo a sentir.
Emanaba de su cuerpo la fragancia exquisita que cualquier mujer posee, mirarla provocaba éxtasis inmensa en mis deseos mas profundos; su cuerpo recalcaba en mis ojos una relación cercana a la deidad griega Afrodita, vaya, vaya.

¿Qué? Ja, no puedo referirme así, no soy tan clásico, aunque, bien...
Me gusta verla y pensar que en un futuro puedo tenerla, ella es la razón por la cual me hace rimar como un bobo escribiendo una canción, colocando al final de la frase la palabra corazon. Sus ojos iluminan mis sombras, su boca me mata y sus labios ¡uh! ¡Sus labios, Dios santo, que mujer!
Bueno, a veces es aburrido describir, pero seguiré para no aburrirte, al final sabrás que no me pagan por entretenerte.

Su cabello era no muy largo, le llegaba hasta los hombros, era de color café claro, su tez era cálida y frágil, lo suficiente como para sentirla y no parar ninguna acción recurrente al tacto, sus ojos, adormecidos, tiernos y visiblemente cansados, con un porcentaje mínimo de 100% de belleza, claros y brillantes, de colores morenos, de mirada férrea, pétrea, impenetrables ante cualquier intento de intimidación. Su cuerpo exaltaba en todos los aspectos la belleza imperfecta, no era Afrodita, no era Venus, era mi Alicia en mi mundo de maravillas inconclusas; perdiendo a los ilusos en sus curvas peligrosas, su voz soltaba a leguas los deseos necios de ser percibidos por mis oídos, tal vez pudiese decir que la amo, pero... ¿La amo? Su sonrisa dibujada con delicadeza por el mismo Dios, me cegaba, y como un inocente me atrapaba entre la satisfacción y la gloria amorosa, sonreía para mi, solo para mi, es mas, me niego a seguir describiéndola, tu mente me la puede robar, ¡bah! Mis bromas son tan anacrónicas que la momia de Poe queda mil veces mas cool y contemporánea.

Mi bruja, la ame, la amo, la quiero, y la extraño.

- George, mañana tengo que ir a ver a mis padres ¿Te gustaría acompañarme?
- Claro, por ti muevo Inglaterra y la mando a la Luna.
- Jaja, tonto, te espero mañana entonces en Cartwright Gardens ¿Te parece?
- Oh querida, lo que digas siempre estará bien, dígame la hora exacta por favor.
- Sino me equivoco, estaré ahí a las 9:30 am, seria bueno que...
- ¿Qué llegue antes? Si yo se, estaré ahí temprano, no te preocupes Alicia mía, jaja.
- Ah, esta bien, por ahora tengo que ir a la universidad, nos vemos mañana, bye.

En un intento desesperado la mire con firmeza a sus ojos, con cariño y actitud sujete sus manos; y acercándome de manera proclive, susurre lo tanto y lo mucho que la quiero, baje sus manos e inclinándome benignamente, su mirada  petrificada con la mía irradiaba aparentemente amor, sus labios entreabiertos provocaban con intensidad mi deseo de besarle, con mis manos en su espalda y mis ojos en los suyos, decidí a buscar un beso, acercándome y....  ¡PRRRMMM! ¡PRRRMM!

¿¿Qué?? ¡¡Era un sueño!! ¡Vaya! Quede como quien dice anonadado, levante mi cabeza e inclinando la vista a la desdichada alarma rompe sueños, procedí a su cese antes de romperla o tirarla por la ventana. Pensaba en Alicia como en ningún otro día, me sentía afortunado por tan buen sueño aunque a la vez perdedor por no tener el valor de hacer lo mismo en mi realidad.

Me bañé, y con destino inconcluso cerré la puerta de mi cuarto y salí de la vaga mentalidad que encerraba mis aposentos.


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