martes, 8 de enero de 2019

Brújula (Luz)

Un día de estos que me puse a conversar con Eduardo, me acordé de cuando teníamos 21 años; recuerdo sus ojos apagados viéndome con inseguridad, y la verdad es que yo en ese entonces tampoco tenía noción de cómo llevar la situación, nunca esperé tener un bebé, en ese momento todo fue tan calmo y desastroso que me deje llevar por la certidumbre de que todo iba a estar bien, la tranquilidad de mi parte quizá no lo apoyó, y la verdad es que han pasado más de 3 años y aún no lo puedo entender; el quería un hijo, no podíamos siquiera mantenernos, no trabajabamos, no teníamos nada, pensar en tener un bebé era tonto, ¿Qué íbamos hacer? ¿Dejar la universidad? Aborté.

Recuerdo aquellos días donde estábamos juntos caminando por la noche, él siempre era distraído, pero en esos días lo miraba preocupado, pensando en un futuro que yo sabía que no podíamos tener, sin embargo, él decidió imaginar sabiendo que no era posible, y es que no estoy segura, ¿Habré sido egoista por no considerar siquiera la concepción? Había tanto en mi cabeza, teníamos problemas que luego se volvieron más difíciles de tratar, tenía miedo, tenía sentimientos encontrados con lo que mi vientre hospedaba, y él en parte se maravillaba con solo imaginar que podíamos tener una niña, no puedo mentir, en parte concordamos, pero yo tenía miedo. 

Fuimos a León por motivos académicos con Ernesto, Benavides y otros compañeros que para aquellos entonces consideramos amigos, tuve celos de Benavides, peleamos y discutimos bastante sobre ello, él tuvo celos de un muchacho llamado Marcelo, y fue tonto; bueno, tampoco fue inteligente tener celos de Benavides. Como sabíamos que yo estaba en cinta, teníamos sexo sin protección, y si que era buen sexo. Su cuerpo sudado sobre mi, los besos húmedos, el forcejeo constante de sus brazos que me sometían a una experiencia que es hoy en día sigo recordando y sigue calando mi memoria; el sexo era más que sexo con él, hacíamos el amor, un amor caliente, fuerte, que después se volvió un acto forzado, donde él ya no encontraba el mismo placer que yo en ese momento no perdí... Nuestra relación cada vez se volvía más difícil, yo lo amaba, y aun dudo en decirlo en pasado, porque sé que lo sigo que lo sigo queriendo, y es que él insiste e insiste en volver, pero tengo miedo; intentó ser infiel, fue posesivo y muchas veces no quise volver con él y una fuerza que aún no comprendo, me hacía volver, seguido de todas las promesas que me hacía y que no pudo cumplir  a totalidad; él siempre ha tenido esa naturaleza persistente, y yo espero ver esa intensidad en ámbitos positivos, y es que en parte lo aborrezco por todo lo malo, pero lo quiero por todo lo bueno, y al final, puedo sonreír recordando lo bueno, porque lo malo ya no cabe en mi corazón, y todo lo bueno siempre será luz.

Verónica es una mujer congruente y con mucha energía, bien podemos identificarla por su sencillez, y es que también es muy inteligente, siempre sabe responder, es una mujer que no para, siempre está adelante de los obstáculos; ella es arte, ella es luz, ella es el sol. Y aquí estoy, luchando contra los fantasmas de mi pasado que me atormentan y me recuerdan el mal que hice. Me pregunto si debo dejarla de buscar, y es que con cuestionarme me entra una vibra que me ataca y me dice que me aleje, pero es que de repente, solo recuerdo su cara, su sonrisa, esos ojos negros bonitos que me atrapan, y me envuelven en un haz de luz que me da fe, pero esa fe es parte de una doctrina egoísta o, ¿Es una sensación que comparto con ella? Y es que tanto me cuestiono, tanto te busco, que me da miedo pensar que te estás yendo, que me estás odiando, pero sabés, al final, sin importar lo que esté pasando entre vos y yo en este momento, tengo la total seguridad de que me queda una luz, y esa luz siempre va estar conmigo, con solo cerrar mis ojos, recordar tu sonrisa siempre me va a dar luz.














No hay comentarios.:

Publicar un comentario