sábado, 22 de noviembre de 2014

El inconcluso (Capítulo 2-3)

- Julio 10 del 2012

Acorde de encontrarme con Alicia a las 8:30 am en Tottenham Court road, en una banca que daba a vista frontal, un muy notable árbol; imaginaba y contemplaba la desilusión, era muy temprano como para que me rompiesen el corazón, pero se como es ella, dirá sin balbucear cada palabra que salga de su boca.

- Hola George
- Hey ¿Qué tal Alicia? - Expresé con miedo.
- Eres muy insistente ¡Basta! Esto no es amor y lo sabes bien, deja de seguir lastimándote. 
- Yo te quiero mucho Alicia, he llegado a pensar que te amo ¿Por qué eres tan dura?
- George, ¿Quieres saber algo?
- Claro. 
- Creo que llegué amarte, pero no te quiero, no eres lo que busco, ni lo que deseo.
- ¿Crees? Pienso que no puedo forzarte a que me ames, pero siento que mi alma se paso de la mano al entregar todo mi afecto, cariño y amor hacía tí, probemos, ni tu pierdes ni yo igual.
- Seré franca, precisa y sincera... ¡Te equivocas, pues perderé mi tiempo, mi vida y mi felicidad, entiende ya de una vez por todas, esto no sirvió, ni servirá, fin! 
- Esta bien, gracias por existir, fue muy bonito todo mientras duro. - Fue un muy bonito cuento de fantasía, murmuré mentalmente.
- Siento que esto acabase de una manera tosca, pero es que después de mucho tiempo, decidí ser muy directa, ni tú ni yo podíamos seguir viviendo así, tu engañado, y yo fastidiada.
- Tienes razón. - Concluí con sequedad.
- Claro que si. -Expresó satisfecha.
- Bueno, espero que te vaya bien, suerte en tus estudios, bye.
- Bye.

Dio la vuelta y se marchó mientras desaparecía como una sombra al arribo tenue y firme de un rayo de sol; fue tal y como me lo esperaba, el problema nunca había sido la falta de valor, el problema había sido que en verdad nunca existió amor. Amor el cual estaba convencido que tenía; ella tuvo la razón, mi amor se convirtió en obsesión, y... Así queridos amigos, es como se seca y marchita el amor cuando quieres todo de prisa, bueno, en realidad ella no lo dijo así, claramente deduce e insinué para no seguirme "hiriendo".

Me quedé sentando en la banca como por unos 15 minutos, viendo con extrema fijeza el árbol de referencia; me trajo muchos recuerdos en verdad, hubiese querido que mi padre siguiera vivo para aconsejarme cada vez que falle o me llegue a sentir mal... ¡Necesito hablar con urgencia conmigo mismo! ¡Conciencia, tenemos que conversar!

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