sábado, 7 de mayo de 2016

Inconcluso (Capítulo 6-3)

Conocí a Katherine, conocí a un gran pedazo de mi vida, la conocí mientras ella con su libertad me ataba, y yo, bajo el flagelo de sus ojos, cedí al sentimiento mas honesto y limpio que el alma y todas las ganas pueden dar. 

Muchas veces en Camden me preguntaban si realmente sentía, pues... No. 
Hoy en Provenza la felicidad es... Su sonrisa al terminar de decir algo tonto. La tolerancia es... Su carácter impulsivo. El misterio son... Las miradas que sus ojos daban, a veces tristes y vacías, otras, alegres y llenas de vida. La paz es... la influencia de su calor acariciándome la cara. La salud es... verla y apreciarla sin ningún morbo humano, amé su piel, pero amo mas su adentro que su afuera. Cuando se iba caminando, solo me tocaba aguantarme las ganas de no perseguirla, acercarme, abrazarle fuerte y decirle en un frágil y eterno momento. "Te estoy amando".

 Yo recibía una clase con ella los lunes, miércoles y viernes;  los jueves y los martes no eran tan emocionantes. Ella realmente me da la emoción con tan solo compartir un pedazo de su sonrisa, que, para mí, es una pizca de infinito.
No hay mejor perfección que esos ojos, a veces verdes, a veces de otro color, y creo que a veces míos. (Eso me gusta creer, aunque no sea así).

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